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Economía con Máximo Kinast

NI REY, NI PATRIA NI DIOS

Escribe Marcos González Sedano

Las batallas ideológicas son inaplazables y, aunque se vaya huyendo de ellas, te salen de detrás de las espaldas como jorobas.

 

Yo pensaba que después de Porto Alegre y de los sucesivos Foros Sociales, de la caída del Muro y, más recientemente, del 15M, habríamos aprendido que para que las luchas contra las élites, los de arriba, sean asumidas por los ciudadanos, la organización y el conocimiento deben tener un carácter horizontal y profundamente democrático. Pero a la primera de cambio renunciamos a la mayor: “ni dioses, ni reyes, ni tribunos”, y buscamos un salvador que baje del Monte Horeb con las Tablas de la Ley y nos libere de nuestros enemigos.

Ese camino, a poco que lo miremos, nos daremos cuenta de que fue también el que nos trajo, después de cincuenta millones de muertos, a la derrota que los diferentes pueblos de Europa estamos viviendo hoy.

Hay que agradecerles a las mujeres y los hombres honestos y honrados el ofrecimiento a dirigir o a ser el referente de lo que ya está en marcha, y parte del agradecimiento consiste en darles nuestra opinión, en decirles que eso no nos es útil, que existe un lugar para ellos a nuestro lado, que el peso específico de un ser humano es igual al de otro ser humano, independientemente de su capacidad intelectual u organizativa, y que cualquiera de nosotros puede ser el subcomandante Marcos o Anonymous.

Ya no creemos en los manifiestos de artistas e intelectuales llamándonos a la redención, pero apreciamos a todos los amigos que ponen sus capacidades y su trabajo al servicio de los de abajo, y con ellos compartimos el pan y la sal.

constituyentes.org

 

 

¿QUIEN SE LO BANCA?

Escribe Luis Casado -22/06/2012

 

En repetidas oportunidades he señalado que los Bancos no tienen plata: la crean ex nihilo a partir de la nada, la inventan. Como decía mi profesor de economía en París “Son los créditos los que generan los depósitos, y no los depósitos los que generan los créditos”. La creación monetaria es un arte de birlibirloque, oficio de encantador de serpientes, faena de nigromante.

 

Al modesto empresario, al jefe de hogar sobre endeudado, al estudiante sin recursos, les cuesta entender que les presten lo que no existe y que además les cobren caro, muy caro, por prestárselo. La práctica bancaria se basa en la confianza. No en la que el banco pueda tener en quién solicita un crédito, sino en la ingenuidad de quién acude a pedir plata.

 

Hubo una época en la que los créditos otorgados por las instituciones financieras alimentaban la máquina económica: ahora están dedicados a la especulación. Un empresario, grande o pequeño, obtenía un crédito que le permitía producir bienes o servicios, riqueza que por una parte devenía lucro con el cual pagaba el crédito y se remuneraba a sí mismo, y por otra se transformaba en salarios que permitían consumir lo que la sociedad en su conjunto producía.

 

Nunca los bancos dispusieron del dinero que prestaban. Sus capitales propios siempre fueron ridículamente pequeños en relación al volumen de su actividad. Ni siquiera los bancos de depósitos se limitaron nunca a prestar el dinero que guardaban en sus arcas. El negocio de los bancos es el crédito, y prestar limitadas sumas de dinero no satisface sus gigantescas ansias de lucro. De ahí que para rentabilizar su actividad inventasen eso de prestar dinero inexistente, en modo tal que el volumen de créditos supera siempre la suma de los capitales propios más los depósitos.

 

Simplificando un poco, -muy poco-, eso es lo que los entendidos llaman la “creación monetaria”.

 

Si un banco dispone de 3 mil millones de capitales propios, nada le impide prestar 100 mil millones o aún más. El crédito se traduce en escrituras que solían estar plasmadas en el papel, y que hoy en día constan en la memoria de los computadores. Si tal o cual banco requiere liquidez, -lo que puede entenderse por moneda fiduciaria, o aún crédito escritural-, se dirige a otro banco que dispone de ese dinero, y lo empresta por un período corto, justo los días que hacen falta para volver a un amago de liquidez. Es lo que llaman el mercado interbancario.

 

Entre ellos los bancos se hacían ese tipo de favores, cobrándose unos a otros una tasa de interés no mayor a la que cobra el Banco Central. Este último, -el Banco Central-, es la “tía rica”, el prestamista de último recurso, útil cuando ningún otro banco se “sacrifica” prestándole a los bancos colegas y/o competidores. Porque ocurre que todos los bancos prestan lo que no tienen, y hay que hacer caja para hacerle frente a las necesidades cotidianas de dinero real. Eso se resuelve pasándose unos a otros, en una bicicleta improbable, la plata disponible.

 

Visto de afuera, nada de todo lo que precede transpira hacia el común de los mortales que siguen creyendo que tratan con un banco, o sea con una entidad que tiene dinero.

Dicho sea de paso, el Banco central tampoco tiene dinero. Cuando hace falta lo crea ex nihilo, lo inventa, lo hace aparecer de la nada.

 

Como el ansia de lucro es insaciable, los bancos se exceden, se pasan de rosca, generan una masa tan gigantesca de créditos que basta con que una porción ridículamente pequeña de ellos se revele incobrable para que todo el sistema entre en crisis. Esa fue la razón que llevó a los organismos reguladores, -un chiste, los organismos capaces de regular a los bancos no existen-, a ponerle un límite al volumen de créditos que puede hacer un banco a partir de sus capitales propios.

 

Un Acuerdo, llamado de Basilea (Suiza), sede del BRI o BIS (Banque des Règlements Internationaux, o Bank for International Settlements), determinó que los bancos no podían prestar más allá de un cierto límite, y estipuló que las entidades bancarias debían poseer al menos un 3% del dinero que prestan.

 

Demás está decir que en la ausencia de un gendarme capaz de forzar los bancos a respetar este Acuerdo, la banca planetaria hizo caso omiso y simplemente se lo pasó por las amígdalas del sur. Para no dejar cabos sueltos, debo precisar que si alguien piensa que el gendarme de los bancos privados son los Bancos Centrales, o las Superintendencias de servicios financieros, o aún las autoridades de los mercados financieros, ese alguien hace gala de una ingenuidad, un candor y una inocencia muy propios de una cierta discapacidad intelectual.

 

Justo para dar un ejemplo, nunca ni la FED (Banco Central de los EEUU) ni la SEC (Security and Exchange Commission, autoridad de los mercados financieros de los EEUU) controlaron a nadie. Ni tienen la intención de hacerlo visto que están ahí para facilitarles la vida a los banqueros.

 

Ahora bien, el entusiasmo de los bancos por prestar plata, -su negocio-, puede estrellarse con un mercado renuente a pedir prestado, o con la ausencia de necesidad de pedir prestado. Eso lo arreglaron muy rápidamente y de manera radical con dos movidas geniales.

 

La primera consistió en reducir en modo drástico la parte de la riqueza producida socialmente que está destinada a remunerar el trabajo. En otras palabras los salarios. Tan drásticamente que prácticamente nadie, -si exceptuamos a un puñado de privilegiados-, puede vivir al contado. Todo, incluyendo los bienes más elementales, es accesible sólo gracias al crédito. El magro salario se ve amputado así con tasas de interés usureras, lo que genera a su vez más necesidad de crédito.

 

La segunda movida genial cercenó gravemente la parte de la riqueza que según Adam Smith está destinada a financiar el gobierno civil. Es decir el volumen de recursos que el Estado recauda bajo la forma de impuestos. Según Adam Smith, todos los ingresos deben pagar impuestos, en proporción directa a lo que cada cual obtiene de la sociedad en la que vive. Para Adam Smith el impuesto es una suerte de “gasto común” del condominio en el que todos vivimos. Y para no dejar dudas en cuanto a la utilidad de los impuestos, precisa: “Los ricos, en particular, están necesariamente interesados en sostener el único orden de cosas que puede asegurarles la posesión de sus ventajas” (…) “El gobierno civil, en cuanto tiene por objetivo la seguridad de la propiedad, es instituido en realidad para defender a los ricos contra los pobres, o bien, aquellos que tienen alguna propiedad contra aquellos que no tienen ninguna”(sic) (Adam Smith - “Wealth of Nations” - 1776).

 

Si el Estado no recauda lo suficiente para financiar sus misiones esenciales… se ve obligado a endeudarse, aumentando así el mercado del crédito del que viven los bancos. La gigantesca crisis de la deuda soberana que sacude a los EEUU y a Europa en este preciso momento proviene de la genial movida que consistió en reducir la parte de la riqueza creada socialmente que estaba destinada a la educación, a la salud, a las infraestructuras, al transporte, a la inversión pública, a la defensa, etc.

 

Lo que además conlleva una formidable ventaja: o bien el Estado se endeuda para financiar los servicios públicos, o bien los privatiza, generándole a los bancos un mercado extraordinariamente rentable, un mercado constituido de clientes cautivos.

 

Entretanto los bancos consiguieron otras menudas ventajas, la más interesante de las cuales fue la eliminación de las regulaciones nacidas en el sufrimiento de la Gran Depresión de los años 1930, y destinadas precisamente a evitar que tal catástrofe pudiese repetirse.

 

De ese modo pudieron seguir prestando dinero que no tenían, sin ningún límite. Mejor aún: cuando cubrieron todos los clientes solventes, y con el fin de aumentar aún más su cifra de negocios y el lucro consiguiente, siguieron vendiéndole créditos a hogares que no tenían, ni tienen, ninguna posibilidad de pagarlos.

 

Satisfechos de su propia irresponsabilidad, -mientras se gane dinero no hay ninguna razón de detenerse en tan buen camino-, evitaron asumir el riesgo de los créditos irrecuperables transformándolos en “productos financieros” que le vendieron a otros bancos. Y la sífilis financiera se propagó con la velocidad de un virus.

 

Esta descripción no estaría completa si no precisamos que los bancos no conservan sus capitales propios en sus arcas ni en sus cofres: suelen especular con ellos, comprando “activos” de buena rentabilidad, -lo que los entendidos llaman un “high yield”-, deuda pública, acciones, partes de inversiones de alto riesgo, etc. De modo que cuando afirmo que los bancos no tienen plata, no lo hago en forma metafórica, sino describiendo la situación real.

 

No satisfechos aún del lucro obtenido, especulan con el dinero que sus clientes depositan en sus cuentas, o sea con dinero ajeno. Gracias a la desregulación mencionada más arriba, que en los EEUU tuvo lugar durante el mandato de Bill Clinton.

 

Llegados a este punto, surge una pregunta natural. Si los bancos no tienen plata, ¿Cómo pueden ofrecer crédito? ¿Cómo pueden prestarle a los Estados? Muy sencillo. El crédito que le venden a los hogares, o a las pequeñas y medianas empresas, proviene por lo esencial de la creación monetaria, ese arte de birlibirloque que mencioné al inicio de esta parida. Lo que le prestan a los Estados proviene, por lo esencial, de los… Bancos Centrales.

 

Cuando se produjo la crisis financiera que se inició en el segundo semestre del año 2007, los Bancos Centrales de los EEUU, de Inglaterra y de la Zona Euro emitieron billones de dólares, libras esterlinas y euros, sin respaldo, para permitirle a los bancos seguir practicando la usura, la irresponsabilidad, la piratería financiera.

 

Como no es posible determinar hasta qué punto cada banco está contaminado con activos que no valen nada, con créditos irrecuperables, con inversiones de dudosa calidad, todos desconfían de todos y el “mercado interbancario” desapareció: nadie le presta a nadie. De ahí que los bancos centrales emitiesen una cantidad inimaginable de “liquidez”, dinero sin ningún respaldo, dizque para mantener el crédito que hace funcionar la economía. Pero la verdad es muy distinta.

 

En el tiempo presente, por ejemplo, el Banco Central Europeo (BCE) pone a disposición de los bancos privados billones de euros a una tasa del 1% anual, y estos le prestan ese mismo dinero a Grecia a tasas que superaron el 15%, o bien a España, a tasas del orden del 7%. El negocio es la deuda, ofreciendo créditos con dinero que no existe. Si Grecia decidiese hacer “default”, o sea no pagar, o diferir significativamente el pago de su deuda, o aún simplemente desconocer su deuda, se produciría un monumental efecto dominó que afectaría no sólo a los bancos privados sino a los propios bancos centrales.

 

Como no está destinado a ello, todo el dinero emitido por los bancos centrales no ha logrado hacer repartir la máquina económica y vamos de recesión en recesión, lo que a su vez genera más desempleo, reduciendo aún más el consumo, lo que tiene por efecto profundizar la recesión.

 

¿Qué sentido tiene afirmar que los Estados deben reducir su deuda pública, cuando sabemos de dónde proviene esa deuda?

 

Frente a la inimaginable dimensión del desastre, los mandatarios del llamado G20, el organismo más impotente e inútil jamás creado, amenazó a los bancos con regulaciones más estrictas.

 

Una de ellas tiene que ver con la limitación del volumen de créditos que pueden ofrecer, calculado como un múltiplo de los capitales propios. Si el Acuerdo de Basilea cuyo cumplimiento nadie verificó nunca, establecía que los bancos debían poseer como capitales propios no menos del 3% del volumen de créditos, el llamado Acuerdo de Basilea III les exigiría un… 7%. Pero no es el momento de que nos coja la risa tonta, o la risita nerviosa. Porque lo que viene es aún más increíble.

 

Para cumplir con Basilea III todos los bancos debían aumentar el volumen de sus capitales propios, y diferentes organismos internacionales, agencias de calificación de deuda y otros parásitos se entregaron a la tarea de calcular los montos necesarios. No vale la pena reproducir los resultados de dichos cálculos porque todos resultaron falsos: cinco años después del inicio de la crisis, billones de dólares, euros y libras esterlinas (emitidos sin respaldo) más tarde, nadie sabe lo que hay en los balances de los bancos. Nadie. A tal punto que recientemente España le pagó dos millones de euros a consultoras privadas para que determinasen el monto necesario para el rescate de sus instituciones financieras.

 

El FMI anunció que se necesitarían 37 mil millones de euros. Las consultoras estimaron el monto en torno a los 62 mil millones de euros. La Comisión Europea anunció estar dispuesta a poner hasta 100 mil millones. Mientras que sólo los créditos inmobiliarios susceptibles de impago llegaban en abril de este año a 152 mil 740 millones de euros, o sea un 8,72% del total de créditos. Lo que indica que la cosa se puede poner aún peor.

 

Desde luego no tiene sentido preguntarse cómo es que el Banco Central de España no conoce la situación real de las instituciones financieras españolas. Porque ya sabemos que ni siquiera los bancos saben lo que hay en sus propios balances. No sólo en España, sino en buena parte del mundo.

 

Rodrigo Rato, que fue Director-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el maestro Ciruela,  se dio maña luego para hundir el cuarto banco español, Bankia,  en el que dejó un agujero superior a los 40 mil millones de euros. Sólo Bankia requiere más de 23 mil millones de euros para su “rescate”.

 

¿Debo precisar que Bankia, y todos los bancos quebrados, fueron “nacionalizados” y que los pueblos pagarán hasta el último céntimo este enorme desastre? En los EEUU, en Inglaterra, en Francia, en Alemania, en Bélgica, en España, en Italia, etc. Tal y como ocurrió en Chile en el año 1982, sin que hasta ahora los bancos privados rescatados con dinero público hayan devuelto el dinero que recibieron.

 

Si piensas que hemos llegado al límite de la infamia, estás equivocado. La redacción de esta parida me la inspiró una noticia reciente. Una que bajo el título “¿Los bancos lograrán cargarse Basilea III?”, nos explica que es cada día más probable que el Acuerdo que obliga a los bancos a aumentar sus capitales propios sea pura y simplemente enterrado. El diario financiero parisino cuenta lo que sigue:

 

Si le creemos al Wall Street Journal, los reguladores internacionales estarían a punto de flexibilizar las exigencias de liquidez que se le impondrían a los bancos en el marco de la reglamentación de Basilea III. La crisis de la deuda soberana le ha dado un peso inesperado a los argumentos de los banqueros. Desde hace dos años estos batallan contra el carácter demasiado restrictivo del ratio de liquidez a corto plazo. A partir del 2015 este les impondrá a los bancos tener un cierto stock de títulos de la mejor calidad (o sea fácilmente vendibles), con el fin de poder afrontar una crisis de liquidez de un mes”.

 

La dificultad estriba en que sólo el dinero líquido (cash) y los títulos de la deuda soberana son considerados como activos “líquidos”. Como para preguntarse cuál es la razón de exigirles tasas de interés tan altas a Grecia o a España (o a Portugal, a Irlanda, a Italia, etc.) si los títulos de la deuda soberana son casi los únicos considerados de buena calidad.  Por otra parte a los bancos no les gusta almacenar dinero líquido porque este no trae intereses. Razón por la cual luchan para volver al laissez-faire al que estaban acostumbrados y que provocó la crisis en curso.

 

Nótese que en el año 2015 se les exigirá poder hacerle frente a una crisis financiera de un mes, en circunstancias que la actual crisis financiera ya dura más de cinco años. Para determinar que un banco puede resistir a una crisis de liquidez los incompetentes que se ocupan de estas cosas lo someten a un llamado “crash test” o prueba de esfuerzo. Una triste payasada en la cual alguien decide qué parte de los créditos de un banco, o qué parte de sus activos, puede revelarse irrecuperable o sin valor. Hasta ahora los “crash tests” se asemejan a un certificado de seguridad entregado a un automóvil al que estrellaron contra una cortina de bambú a la velocidad de 10 km por hora. Un chiste.

 

Lo que explica que en el día de ayer la agencia de calificación de deuda Moody’s le haya rebajado fuertemente las notas a quince bancos globales, o sea a quince de las instituciones financieras más importantes del mundo, entre ellas a cinco de los seis principales bancos estadounidenses.

 

El Wall Street Journal titula muy justamente que Moody’s degradó a los “bancos gigantes”, empeorando la tembladera de los mercados.

 

No soy yo quién va a otorgarle a Moody’s, a Fitch o a Standard & Poor’s la credibilidad que no tienen: se trata de filibusteros de las finanzas que ganan dinero estafando y vendiendo buenas notas a cambio de una mejor remuneración. Son las mismas agencias que no vieron venir la crisis financiera, ocupados como estaban en sacarle el mejor partido a la especulación.

 

Sin embargo el que se hayan atrevido a rebajarle la nota a los EEUU, a Francia, y a los bancos que supuestamente estaban encima de cualquier sospecha da la medida del desastre provocado por la llamada “comunidad financiera”.

 

Una estimación, tan cuestionable como cualquiera otra, señala que para recapitalizar a la banca mundial en el sentido de Basilea III hacen falta más de 2,22 billones de dólares de activos líquidos. Y desde luego nadie los tiene. Además, la estimación parece pasar por alto los activos podridos que los bancos centrales tienen “en pensión” (los bancos centrales tomaron esos activos podridos como garantía del dinero que le pasaron a los bancos privados, calculando su valor al precio fuerte), que ya suman más de 2,22 billones de dólares (2,22 millones de millones de dólares).

 

En otras palabras Moody’s corre muy pocos riesgos de equivocarse, y si se equivocó fue por defecto, no por exceso.

 

Todo parece indicar pues que la guerra de nervios continuará. Tanto Barack Obama como los mandatarios europeos han demostrado su impotencia, su incapacidad y su falta de voluntad para hacerle frente a los mercados financieros.

 

Sin embargo la solución es de una sencillez bíblica: habida cuenta de los más de 16 billones de dólares que los Estados han dilapidado para sostener a los bancos, pagándolos en realidad varias veces su valor real, bastaría con que confiscasen todos los bancos privados para ponerlos al servicio de la economía, terminando de una vez por todas con la especulación.

 

Pero tal parece que los más de cincuenta millones de desempleados que ha provocado la crisis tienen a los “líderes” sin cuidado. El G20 acaba de terminarse en lo de siempre: una patética “foto de familia” en la que Piñera estira el cuello para aparecer entre los “grandes”.

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PERÚ: ANTE LA CRISIS GLOBAL, LA ECONOMÍA NACIONAL DE MERCADO

www.otramirada.pe

Una vez más la crisis económica global toca la puerta de la economía peruana. La caída de exportaciones fruto de la contracción de los mercados internacionales como el europeo, la inestabilidad de los precios de los minerales que vendemos y la volatilidad del tipo de cambio, ya empiezan a anunciar que estamos ante un nuevo momento de una crisis mundial que ya lleva cuatro años en desarrollo.

El impacto en los ciudadanos que viven desde hace años con bajos ingresos y la mayoría de ellos en el subempleo no es significativo aún, pues se trata de una población que vive en permanente crisis. Sin embargo, miles de trabajadores ligados a las exportaciones no tradicionales y a la minería se verán fuertemente afectados, esto impacta en los recursos con los que cuenta el Estado y, finalmente, todos sufrimos las consecuencias. También serán afectados el consumo en las clases medias emergentes y los esfuerzos de pequeñas y medianas empresas (textiles, confecciones, agropecuarias, etc.) ante las restricciones en el comercio nacional e internacional.

Tanto en auge como en declive, el actual modelo económico peruano no alcanza para lograr bienestar para la mayoría. La crisis, evidentemente, pone de relieve la paradoja del crecimiento económico peruano.

De allí que hoy sea más urgente que antes, el volver a pensar en el mercado interno y renovar las bases económicas productivas del país a fin de apoyar nuestro intercambio comercial, antes en manufacturas que en commodities, a fin de generar empleo de calidad, productivo y con derechos, asegurando lo que la OIT ha definido como trabajo decente.

La respuesta del ministro Castilla, que mantiene intacto el esquema neoliberal, se orienta a dar mayores beneficios a las grandes empresas, como lo hiciera Carranza, otorgándoles beneficios tributarios y subsidiando a los exportadores, lo que es un simple paliativo y no va al corazón del problema.

Sin embargo, si Castilla pretende que la caída del PIB no sea estrepitosa, se verá obligado a aceitar la maquina del gasto público, especialmente regional. Tarea muy difícil por la inercia del freno del gasto que caracteriza a los burócratas del MEF. Si bien se ha aprobado el paquete de medidas con un estímulo de dos mil millones de soles, éste será limitado mientras no se tomen en cuenta otras medidas como la autorización a la inversión de apoyo productivo descentralizado por gobiernos regionales y locales, el inicio efectivo de obras importantes (como el primer tramo del gasoducto surandino con la participación de Petroperú), entre otras, así como también un enfrentamiento claro contra la corrupción que drena recursos públicos.

Promover los distintos y diversos mercados internos del Perú significa inversión sostenida en infraestructura para conectar dichos mercados;  calificación y tecnología para generar una masa crítica de trabajadores que garantice la producción con valor agregado; y de otro lado, vencer las restricciones de mercado y financiamiento, con mejora de pensiones y salarios, así como la generación de un mercado de capitales en moneda nacional para abaratar los costos financieros respectivamente. Supone también mejorar la relación con los gobiernos regionales, sistemáticamente maltratados y aliados indispensables, si se pretende este camino

Nuestro modelo, eminentemente dependiente de la demanda externa, se encuentra notablemente expuesto. Si no fuera porque la Reserva Federal Norteamericana y los Bancos Centrales Europeo y Británico mantienen las tasas de interés cercanas a cero, el impacto sería mayor pues se afectarían aún más los términos de intercambio (precio de los minerales especialmente) y nuestro presupuesto público sería gravemente golpeado.

Estos son los fundamentos de la economía nacional de mercado, pensada para cambiar el modelo, partiendo de la fortaleza macroeconómica que tanto esfuerzo nos ha costado a cada uno de los peruanos. Esa es la propuesta que el gobierno ha olvidado de sus días de campaña y debe recuperar. 


 

SALARIO MÍNIMO = LUCRO MÁXIMO

Escribe Luis Casado – 20/06/2012

 

  

Los economistas suelen esconder la verdad usando ecuaciones que travisten su ignorancia, con el propósito de darle a sus dogmas la apariencia de la cientificidad. Desde luego ninguna de ellas tiene la pertinencia de la que me sirve de título. Esta ecuación emerge naturalmente de la obra de David Ricardo “The Principles of Political Economy and Taxation”, libro publicado en el año 1817, y uno de los zócalos de la economía clásica.

 

David Ricardo sostenía que la riqueza creada por la actividad humana en el proceso productivo debe remunerar los factores de producción: el capital y el trabajo. Y precisaba que “Determinar las leyes que regulan esta distribución es el problema principal en la Economía Política”.

 

Cada año, por estas fechas, asistimos al circo, o más bien al tongo, del falso debate sobre el salario mínimo o, como pretenden los expertos, del ingreso mínimo mensual. Llámale como quieras, porque se trata de la parte de la riqueza creada por la actividad humana que remunera el trabajo.

 

Digo tongo, porque entre el presidente de lo que queda de la CUT y los gobiernos el tema estaba zanjado de antemano. Tales arreglines contribuyeron poderosamente a darle a la CUT esa imagen de sindicato apatronado que tiene ahora, lo que los galos llaman “un syndicat maison”.

 

Volviendo a David Ricardo, que no era ni sindicalista ni defensor de los asalariados sino un acaudalado corredor de Bolsa, él estimaba que “No puede haber un aumento del valor del trabajo sin una caída del lucro”. Para Ricardo la distribución del producto funciona según el principio de los vasos comunicantes en física: si una columna sube, la otra baja, y viceversa. Ricardo lo precisó diciendo: “La proporción que puede ser pagada como salario es muy importante para la cuestión del lucro; porque debe notarse que los beneficios serán altos o bajos en exacta proporción a que los salarios sean bajos o altos”. Mientras más bajos los salarios, más alto será el lucro, y a salario mínimo corresponde un lucro máximo. Ese es el sencillo principio aritmético que los patrones y los gobiernos se empeñan en presentar como el más alto objetivo de la especie humana.

 

Cuando este gobierno de utilería presentó su oferta lo hizo advirtiendo que los 191 mil pesos propuestos buscan “proteger la empleabilidad”, o sea como una especie de acto de beneficencia pública. El mismo argumento que empleó la Concertación mientras estuvo en el poder: si no aumentan más el salario mínimo, es para proteger a los trabajadores. Y si los trabajadores protestan es porque son ingratos.

 

En junio de 2003 Ricardo Solari oficiaba de ministro del Trabajo de Ricardo Lagos, e hizo aprobar un salario mínimo que no satisfacía los anhelos de los trabajadores. Sin embargo se permitió declarar en el Informativo Laboral nº 140 de su ministerio: “Quizás a todos nos gustaría subirlo un poco más, pero se trata de ver cómo le damos protección al poder adquisitivo de los trabajadores más débiles, y, simultáneamente, cuidamos que estos reajustes no impacten negativamente en el empleo”(sic). Después encontró trabajo como testaferro de las multinacionales y se olvidó del tema. Más de 20 años de pseudo democracia no han logrado revertir la terriblemente injusta distribución de la riqueza en Chile.

 

Algunos analistas pretenden que habría que aumentar significativamente el salario mínimo para cumplir con curiosas “recomendaciones o estándares internacionales”. En materia de salarios no hay ni recomendación, ni estándar que valga. Si los organismos internacionales, impotentes frente a las potencias financieras, sirvieran de algo, se sabría. Y en la materia los estudios que producen suelen servir de epitafio.

 

Del mismo modo, la noción de “salario ético” no tiene asidero alguno. La muy abundante producción literaria de los economistas, amén de ser ininteresante y carecer de pertinencia, no ha perdido tiempo en consideraciones morales o éticas. Habida cuenta de lo que dice David Ricardo a propósito del lazo indisoluble que hay entre nivel de salarios y nivel de lucro, habría que preguntarse si es oportuno hablar también de “lucro ético”. ¿Qué dice al respecto Monseñor Goic?

 

Etimológicamente la palabra “ética” viene del griego êthos, y significa estancialugar donde se habita. En cuanto a “moral”, palabra de origen latino, ella designa las costumbres. Las costumbres del lugar que habitamos, Chile, hacen de los trabajadores asalariados entes sin derechos. Aún prevalece en nuestro país un Código del Trabajo impuesto en dictadura con el propósito deliberado y confeso por parte de su autor William Thayer Arteaga, de facilitar la implantación y arraigo del modelo neoliberal. Tal engendro encuentra sustento y apoyo en la Constitución ilegítima, también impuesta en dictadura, que Ricardo Lagos refrendó con su firma.

 

David Ricardo tenía razón: determinar las leyes que regulan la distribución de la riqueza producida por la actividad humana es el problema principal en la Economía Política. La Historia enseña que esa distribución depende esencialmente de la relación de fuerzas entre los patrones y los trabajadores. Gracias a la CUT, a la Concertación, a la Alianza, a la Constitución y al Código del Trabajo, los trabajadores van perdiendo por paliza.

 

Otro elemento utilizado para justificar nuestro miserable nivel de salarios tiene que ver con la mentada “competitividad”, como si la competitividad dependiese única y exclusivamente de una mano de obra pagada con limosnas.

 

Un comentarista de la TV explicaba doctamente que los trabajadores chilenos se enfrentan a la competencia de sus homólogos chinos. Curioso. Los chinos no producen lo que compran en Chile, y viceversa. Los trabajadores chilenos no están pues enfrentados a los asalariados de la segunda potencia económica del mundo. China nos compra cobre. Los salarios de los obreros de la gran minería están en el entorno de un millón de pesos mensuales, lo que no le impide a nadie precipitarse para comprar cobre a más de 7.500 dólares la tonelada. Nuestro cobre, pagando salarios sensiblemente superiores a la mediana nacional, sigue haciendo la fortuna de unos pocos privilegiados.

 

No sólo el cobre. En la minería del oro y la plata hay quienes están celebrando rentas inimaginables. En su Annual Report 2009 Barrick Gold informaba que su coste promedio de producción de una onza de oro había sido de US$ 363 dólares, mientras que el precio de venta había alcanzado los US$ 985 dólares. Barrick Gold realizaba pues un beneficio neto igual a un 271,35%. ¡Fantástico! ¿Quién dice más? La misma Barrrick Gold, que en el citado Annual Report anuncia haber encontrado el Santo Graal en… Chile:

 

“La construcción del proyecto Pascua Lama también comenzó en el 2009. Pascua-Lama es un gran proyecto, de clase mundial, con reservas de unos 18 millones de onzas de oro y 671 millones de onzas de plata contenidas en las reservas de oro. Una vez en operación, esperamos producir entre 750 mil y 800 mil onzas de oro por año, a un costo de 20 a 50 dólares por onza, y asumiendo un costo de 12 dólares por onza de plata. Esto hace de Pascua Lama una de las minas más baratas del mundo. (Barrick Gold- Annual Report 2009).”

 

El día de hoy el oro cotiza a 1.616,20 dólares la onza, y Barrick Gold obtiene un beneficio neto mínimo de US$ 1.566,20 por onza, ¡o sea más de un 3.200%! ¿Existe el lucro ético? A ese lucro inimaginable hay que agregarle la yapa de la plata, que hoy mismo está cotizada en US$ 28,43 la onza, o sea más de dos veces su costo de producción. De ahí que un salario mensual de un millón de pesos sea miserable, pecata minuta. La masa salarial en la minería representa una porción ridícula de los costes de producción, y consecuentemente el lucro es fabuloso.

 

Dicho sea de paso, el millón que ganan los mineros (1.575 euros), salario gigantesco en Chile, debe ser  comparado con los salarios mínimos de otros países de la OCDE. Japón: 1.777 euros. EEUU: 1.445 euros. Francia: 1.365 euros. Al salario mínimo francés conviene agregarle las prestaciones de salud y educación gratuitas, así como un sistema de previsión por repartición financiado en buena parte por aportes patronales. De hecho, el salario mínimofrancés se sitúa más bien en torno a los 2.000 euros, lo que no le impide a los galos seguir siendo la quinta potencia industrial del mundo.

 

Si volvemos al tema de la competitividad, ¿acaso una “nana” chilena que ganase 300 mil pesos mensuales tendría la competencia de las “nanas” chinas? ¿Imagina Ud. ir a cortarse el pelo, o a lustrarse los zapatos a Shanghai porque allí le cobrarían la mitad que en Santiago? ¿Acaso vamos a Calcuta a ponernos una inyección porque allí las enfermeras ganan un puñado de arroz? ¿Viajamos más bien por las carreteras chinas porque allí los cobradores de peaje ganan cuatro chavos? ¿Los lamentables autobuses del Transantiago podrían ser conducidos por choferes pakistaníes pagados en rupias? Para abordar el tema con seriedad, habría que tomar en cuenta que hay productos y servicios que sencillamente no están en competencia con nadie en los mercados mundiales. ¿O van a importar pailas marinas y mote con huesillos, empanadas y pan amasado desde Guandong? Si tenemos una avería en casa, ¿llamaremos pintores y estucadores, carpinteros y plomeros de Macao?  Los hoteles de Santiago, ¿harán su limpieza y ordenarán sus habitaciones con mucamas que viven en Hyderabad? El muy rentable sector de la “seguridad”, ¿pondrá miles de guardias traídos de Tailandia y les pagará en bahts?

 

Si entramos en el tema puede que le demos la razón a Paul Krugman, -pseudo premio Nobel de economía 2008-, quien asegura que quienes hablan de “competitividad” son unos ignorantes que no saben de lo que hablan. Good old Paul!

 

Mientras tanto lo único cierto, lo indesmentible, es la ecuación del título de esta parida:

 

Salario Mínimo = Lucro Máximo.

 

¿CÓMO LO DEJAN SALIR?

Escribe Luis Casado 19/06/2012

 

   

Piñera está en Los Cabos, México, aparece en la TV comentando la crisis griega y, como es su costumbre, dice insensateces, habla de lo que no conoce, queda a la altura de un George W. Bush. “¿Cómo es posible, declara, que Grecia le haya ocultado información a la Unión Europea durante tanto tiempo?” Piñera se refiere desde luego a la información financiera relativa a las cuentas públicas de Atenas. Y va a mencionar la soga en la casa del ahorcado. Un verdadero gaffe este Piñera. 

 

Un tío que cometió fraude bancario, contra el cual se lanzó una orden de arresto y que huyó de su país para evitar ser detenido, un tipo que más tarde fue condenado por utilización de información privilegiada y pagó  una millonaria multa (en un país serio habría ido a chirona), ese chato, -los españoles dirían “ese capullo”-, se permite criticar a Grecia.

 

Lo que Piñera no dice, porque en la ignorancia de la que presume tal vez no lo sabe, es que quienes falsificaron las cuentas griegas fueron gobiernos neoliberales, de ese neoliberalismo que Piñera tanto afecciona. Los de Kostas Simitis y luego el de Kostas Karamanlis. Y que para falsificarlas bien, le pagaron a un asesor experto: el banco yanqui Goldman Sachs. Mientras se falsificaban las cuentas griegas el presidente del Banco Central era Lukas Papademos (1994-2002). Y Lukas no vio nada: estaba mirando para el otro lado. ¿Pura coincidencia?: el administrador de la deuda griega era Petros Christodoulos, ex-trader de Goldman Sachs en Londres. Un manojillo de rufianes. Luego a Papademos lo nombraron Primer Ministro de Grecia, -a dedo­­-, y lo siguió siendo hasta hace un par de días. Primer Ministro designado, como acá tenemos senadores y diputados designados.

 

En esa época un tal Mario Monti era miembro de la Comisión Europea. Desde ese eminente observatorio Mario tampoco vio nada del maquillado de las cuentas helenas. Tal vez lo encegueció la perspectiva de trabajar luego para Goldman Sachs, banco del que fue cabildero, anda a saber. Entre bueyes no hay cornadas. Mario Monti dejó de trabajar para Goldman Sachs porque el presidente italiano le nombró senador, a dedo. Para convertirlo luego en el Primer Ministro de Italia. Piñera no podrá no verlo en Los Cabos, en donde se reúne el G20. ¿Qué le dirá? ¿Lo increpará diciéndole que fue cómplice del ocultamiento de las cuentas griegas? Corre el riesgo de que Mario Monti le responda “¡Tú te callas, estafador!” Con los italianos nunca se sabe…

"UNA NOTA DE OPTIMISMO..."

Escribe Luis Casado – 18/06/2012

 

  

Esta cumbre del G20 se inicia con una nota de optimismo. Los resultados de las elecciones de ayer en Grecia alivian a los dirigentes del G20, sobre todo a los europeos. Todos ellos esperan devolverle un poco de confianza a la economía mundial”. Así comenta hoy Radio France Info la reunión del G20, uno de los engendros más inútiles e ilegítimos que se haya inventado en el ámbito internacional.

 

El G20 reúne a 19 países y a la Unión Europea. Esta última está representada por el presidente del Consejo Europeo y el presidente del Banco Central Europeo (BCE), lo que hace que el G20 reúne en realidad a 21 genios. Creado el año 1999, el G20 debía favorecer los acuerdos internacionales con el fin declarado de ponerle fin a la interminable serie de crisis financieras de los años 1990. Los resultados están a la vista.

 

Tal vez sea útil recordarle a este grupo de impotentes que la crisis financiera no la desató Grecia, cuya economía representa menos del 3% del PIB europeo, y menos del 1% del PIB mundial. ¿Cómo podría?

 

Desde la cumbre  del G20 en Washington, el 15 de noviembre de 2008, -en los inicios de la catástrofe ocurrida bajo su autoridad-, el G20 se ha reunido cinco veces más en Londres, Pittsburgh, Toronto, Seúl y Cannes, y ahora una sexta en Los Cabos (México), lo que lleva a la prensa financiera internacional a preguntarse si el engendro sirve para algo.

 

El semanario financiero galo L’Expansion se cachondea del G20 en términos algo irrespetuosos:

“Se terminó ese tiempo en que las cumbres del G20 concluían con discursos líricos y anuncios estruendosos. Se terminaron las decisiones “históricas”, el “fin de los paraísos fiscales”, o el fin del “capitalismo desenfrenado”. Ya no estamos en abril del 2009 cuando, después de la cumbre de Londres, Nicolas Sarkozy se presentó en la sala de prensa para afirmar sin precaución: “La era del secreto bancario se terminó””.

 

Es verdad que las cumbres del G20 fueron inútiles, y que sus amenazas al mundillo de las finanzas no lograron sino hacerle mearse de la risa. Seis cumbres del G20 más tarde, los mercados financieros siguen haciendo lo que les sale de los cojones mientras los mandatarios que tomaron decisiones espectaculares (o más bien decisiones espectáculo) fueron expulsados de sus cargos por el voto democrático. La crisis no sólo continúa sino que se agrava al punto de provocar diarreas recurrentes entre los mandatarios de ahora, así como en los augustos sistemas digestivos de los burócratas designados a dedo en el BCE, el FMI, el Banco Mundial (BM) y otras organizaciones de pachanga. Entretanto el FMI se dio el lujo de tener un Director gerente que alejado de su cargo se dio maña para hundir a Bankia, el tercer banco español, otro que fue arrestado y está procesado por agresiones sexuales en serie, y la actual Directora que no se entera y pone cara de yo no fui.

 

Entre otras decisiones que se transformaron en chiste, el G20 adoptó la de “establecer una lista de los paraísos fiscales” que convenía eliminar. La de establecer nuevas regulaciones bancarias. La de poner a disposición del FMI y del BM un millón de millones de dólares para estimular la economía (sic). Last, but not least, el G20 de Pittburgh prometió regular los bonos de lostraders, esos compraventeros que especulan con productos financieros basura. Las carcajadas se escuchan desde los confines del espacio sideral que toca en estos días la sonda Voyager II lanzada el 20 de agosto de 1977.

 

A pesar de todo el G20 de Los Cabos (México) tiene un aliciente: el caricatural Piñera se las arregló para estar presente. Puede que vaya a contar sus chascarros de las “oportunidades para todos”. Como quiera que sea, hará pálida figura con sus pijoteros 280 mil millones de dólares de PIB, menos de un 0,6% de la economía mundial. Si mañana por la mañana Chile desapareciera hundiéndose en el océano Pacífico, sería noticia durante tres días. No más. Digo esto, haciendo gala de “una nota de optimismo”. En una de esas no se dan ni cuenta.

ENTRE 40 Y 120 MIL MILLONES DE EUROS... MÁS O MENOS

Escribe Luis Casado – 09/06/2012

 

   

Europa se precipita a salvar los bancos privados españoles que según Zapatero, -no hace mucho-, eran los mejores del mundo. Los mismos bancos que según Rajoy, -hasta hace 48 horas-, no requerían ayuda Europea. Lo malo es que aún no se sabe cuánto dinero público hay que poner. Según el FMI, -que de esto entiende lo que yo de chino mandarín-, molan unos 40 mil millones, o bien 50 mil, eso ya depende del día. La Unión Europea, en su generosidad infinita, pone a disposición 100 mil millones. ¿Plata? De eso que no falte… Hace menos de tres meses el BCE puso a disposición de la banca europea la colosal cifra de un millón de millones de euros (un billón). Los bancos españoles estuvieron entre los que más chuparon de esa teta. Y no fue suficiente.  

 Entrevistado por la TV chilensis, Carlos Cáceres, que fue ministro de la dictadura y presidente de nuestro propio banco central, dice que la crisis financiera europea puede ser asimilada a la nuestra, o más bien la suya, o la de ellos, los banqueros especuladores que quebraron, todos, en 1982. Carlos Cáceres, ¡un verdadero experto! Tan experto que los bancos chilensis que nos aplican tasas de interés usureras aún no pagan la llamada deuda subordinada. Y siguen siendo tan privados como los bancos españoles que ahora maman del MEE, mecanismo europeo de estabilidad financiera.

 

 Lo malo es que ya no encuentran tinta para imprimir más euros. “Ayudar” a Grecia pase, después de todo Grecia representa el 2% del PIB de Europa. Pero España es otra cosa. Su economía, sin estar entre las más importantes del mundo, deja un hoyo que todo el dinero del MEE no alcanza a tapar. Y el efecto dominó sería catastrófico a tal punto que hasta Barack Obama se rajó con una declaración en plan anestesia. Barack Obama, que junto a George W. Bush ya agotó la provisión de tinta verde a tal punto que imprimir otro dólar es un dólor.

 

 Para comprender por qué los bancos están quebrados hay que saber que ningún banco ha respetado jamás las reglas de Basilea II, ni existe ningún organismo internacional (ni nacional) capaz de obligarlos. Esto de Basilea II quiere decir que los capitales propios de los bancos oscilan en torno a 3% de los créditos que consienten. Hay bancos que fueron mucho más lejos, entre ellos un banco estadounidense que prestó 135 dólares por cada dólar de capital propio. Los acuerdos de Basilea III, que son ligeramente más exigentes, todavía están en el papel.

 

 Los gobiernos juraron que sus bancos no necesitan recapitalizarse, que han resistido a los “tests de esfuerzo” (que son una triste payasada), y que por lo tanto todo va bien. Pero, ningún gobierno es capaz de saber hasta ahora ni el volumen ni la calidad de los activos tóxicos que los bancos mantienen dentro y fuera de sus balances: más allá de prestar dinero que no tienen, los bancos especularon con activos comprados precio de oro pero que a la llegada no valían ni un cuesco.

 

 Ni siquiera los bancos conocen la profundidad del hoyo que tienen, por la muy simple razón que nunca lograron conocer en detalle las aleaciones de los “títulos” que compraron. Esos títulos de deuda mezclan hipotecas de madurez diferente (fechas de vencimiento), de solvencia diferente, de tasas de interés diferentes, junto a obligaciones de todo tipo, activos podridos y activos sólidos, en proporciones que cambian de título a título, seguros, CDS (credit default swap) y otros “vehículos” de una rara “sofisticación”, para usar los términos del mundillo de las finanzas.

 

 Pero hay más: Larry Summers y otros genios se encargaron en 1999 de eliminar el Glass-Steagall Act que databa de 1933: se trataba de una regla yanqui que prohibía la existencia de bancos generalistas. O sea de bancos comerciales, de depósitos y de negocios al mismo tiempo. Esta regulación, -que impedía que los bancos especulasen con dinero que no era suyo-, fue suprimida a posteriori para legalizar los actos delictivos de los grupos bancarios yanquis, y particularmente del que llegaría a ser el grupo Citibank.

Todos los bancos tienen algún grado de “exposición” a las deudas soberanas (deuda pública), y basta con que un país como España, o Italia, se declare insolvente, aun parcialmente (lo que los enteraíllos llaman “default”) para que se produzca la caída del castillo de naipes, o el derrumbe en plan dominó. Si el PIB planetario sigue estando en el entorno de 45 billones de dólares, los productos financieros en curso superan los 830 billones… Es decir que basta con que una proporción muy pequeña de esa deuda, o “activos tóxicos”, resulte vana para que todo se hunda.

Hace algún tiempo tomamos conocimiento del primer audit realizado jamás por el GAO (Government Accountability  Office) de los EEUU. Ya era sorprendente que fuese el primer audit, pero lo más asombroso es que las cuentas no cuadran. Según el GAO, para evitar un quiebre planetario, los EEUU emitieron unos 16 billones de dólares (más que su PIB anual) para sostener el sistema bancario, incluyendo bancos europeos. Se trata de emisión escritural, no fiduciaria, pero como quiera que sea es un billete que salió de la nada para sostener deudas que nadie es capaz de evaluar.

Por su parte la FED (banco central yanqui) ha “tomado en pensión” (para seguir usando la jerga del oficio) billones de dólares en activos tóxicos, lo que también comenzó a hacer el BCE, para darle liquidez a los bancos privados y evitar la recesión que de todos modos llega. En claro: los bancos centrales le pasan plata a la banca privada y reciben en garantía los activos que no valen nada. Las cifras simplemente son espeluznantes. Increíbles. Alucinantes. La FED ya tiene en su balance centenares de miles de millones de dólares de activos tóxicos, y por otra parte superó a China en créditos a Washington. Todo lo cual no logra hacer repartir la oxidada máquina económica, ni en los EEUU ni en Europa.

La reducción de los presupuestos públicos lleva a una nueva recesión, basta con ver los resultados que tales políticas tiene en Grecia: en lo que va corrido de este año el PIB va en caída libre. Menos actividad, más desempleo, menos recaudación fiscal, más endeudamiento… Los propios intentos de Europa por crear un fondo de estabilización (MEE) son patéticos. Primero, porque el monto apenas bastaba para “ayudar” a Grecia, y tal vez a Irlanda. No alcanzó para Portugal. Con España o con Italia van de espaldas porque son países grandes, cuya deuda es significativa en volumen (más de 2 billones de euros sólo para Italia, que debe 120% de su PIB). Segundo, porque tardaron lo suyo, dándole espacio a los especuladores para ganar dinero atacando a Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia, Bélgica, etc. Tercero, porque no le ponen freno a la especulación.

Frente a esto la única solución que queda es confiscar el sistema financiero: ya lo hemos pagado tres o cuatro veces su valor.

Por su parte la caída del dólar trae consecuencias simpáticas: habida cuenta de las reservas que tiene China, cada punto porcentual de caída les hace perder 20 mil millones de dólares. Pero no sostener el dólar les haría perder más… ¿Dónde están los dos billones de dólares de las reservas Chinas? La mayor parte en Bonos del Tesoro de los EEUU, que hoy no reciben remuneración ninguna (tasa de interés cero).

Como la FED puso en práctica su QE3 (quantitative easing = emisión de dólares sin respaldo) sin confesarlo, es muy rentable practicar el “carry-trade” como le llaman los que saben: se piden capitales prestados en los EEUU a tasa cero, o a tasa negativa, y se coloca ese billete, por ejemplo, en Chile en donde la tasa directriz del BC está en 5%. Luego, se cobran los intereses, se devuelve el principal, y los chilenos trabajamos para los especuladores. Como el lucro se resume a los intereses… es necesario manipular masas gigantescas de capitales.

Para volver a Carlos Cáceres, el ministro de la dictadura, si los EEUU hicieran lo que hicieron en los años 80, o sea aumentar drásticamente las tasas de interés, quebrarían una vez más los sistemas bancarios del tercer mundo, incluido Chile, como en el 82.

Te decía que hacen falta entre 40 mil y 120 mil millones de euros para salvar la banca española. ¡La precisión es admirable! ¿Cuánto para salvar la banca mundial? Eso no lo sabe ni el altísimo, ese que todo lo sabe.

ARITMÉTICA SIMPLE

Escribe Luis Casado – 06/06/2012

 

 En un par de ocasiones he señalado que contrariamente a lo que se cree los bancos no tienen plata. Hasta hace un par de años, un banco disponía en capitales propios de no más del 3% de los créditos que concedía. Hoy en día, Acuerdos de Basilea mediante, los bancos debiesen aumentar esos capitales propios a un 7%. Debiesen.

 

 Hubo bancos que fueron mucho más allá en la irresponsabilidad y prestaron 135 dólares por cada dólar del que disponían, lo que significa que sus capitales propios no cubrían ni siquiera un 1% de la masa de créditos en curso (1). Se gana más plata cobrando intereses por dinero que no se tiene. Los banqueros lo saben y lo practican con entusiasmo. Desde luego hay un detallito: si sólo un 3% de los créditos acordados se revela irrecuperable… el banco está técnicamente quebrado porque no le quedan capitales propios. La contabilidad financiera, más conocida como financial chamulling, les permite contabilizar como activos los intereses a percibir en el futuro, ¡lo que origina una muy inestable bicicleta que en estos días se está dando una hostia que no veas!

 

 Los Acuerdos de Basilea, -que obligan a los bancos a aumentar sus capitales propios en proporción a los créditos acordados-, tienen dos pequeñas dificultades:

a) no hay ningún organismo en el planeta capaz de verificar el aumento de capital,

b) nadie sabe a ciencia cierta lo que los bancos han prestado, ni la “calidad” de esos créditos, lo que hace imposible calcular el monto de capital necesario que habría que inyectarle a los bancos.

Capitales propios de un 7%, de acuerdo. Pero… ¿el 7% de cuánto?

 

 La gigantesca crisis financiera actualmente en curso se disparó en el segundo semestre del 2007, hace ya cinco años, y todavía nadie sabe qué es lo que hay en los balances de la banca mundial: otra brillante manifestación de la “transparencia” con la que los expertos en neoliberalismo se llenan la boca todos los días.

El gobierno español, completamente entregado al juicio de los mercados financieros y a la autoridad de la troika (FMI - Comisión Europea – Banco Central Europeo), declara en el día de hoy estar procediendo a una “auditoría contable” para saber cuánto dinero se necesita para rescatar el sistema financiero hispano.

 

Se trata de instituciones financieras como Bankia, que hasta ahora estaba dirigida por Rodrigo Rato (2), ex Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, ese que le da lecciones de transparencia al mundo.

En Italia, quién está intentando saber lo que ocultan los bancos italianos es Mario Monti, ex consultor de Goldman Sachs, el banco que falsificó las cuentas públicas griegas. Antes de ejercer esas eminentes funciones Mario Monti fue Comisario Europeo, ¡o sea miembro del gobierno europeo encargado de verificar que se respetan las reglas!

Quién preside el Banco Central Europeo es Mario Draghi, que fue vicepresidente europeo de… ¡Goldman Sachs! Luego ejerció durante cinco años (2006-2011) como máxima autoridad del Banco Central italiano. En esa augusta función participó en la construcción de la mayor deuda pública de Europa, y la tercera más importante del mundo en volumen. Italia debe en torno a un 120% de su PIB.

Estos son los rufianes que trabajan arduamente para encontrarle soluciones a la catástrofe que ellos mismos crearon. En eso Europa le copió a George W. Bush, quién nombró Secretario del Tesoro (Finanzas) a Henri  Paulson, el presidente de Goldman Sachs que se enriqueció vendiendo los productos financieros tóxicos que gatillaron la crisis de la que hablamos.

Cuando se trata de rescatar la banca privada con dinero público, estos tíos toman la precaución de no dañar los intereses de los accionistas. Aún cuando las pérdidas superan con creces el poco capital propio que los accionistas pusieron, -o sea que ya no son dueños de nada sino deudas-, cada rescate cuida de recapitalizar los bancos conservando, o incluso aumentando, la participación financiera de dichos irresponsables.

Al Capone dirigiendo el Servicio de Impuestos Internos, el cartel de Medellín a cargo de la lucha contra el narcotráfico, Ben Laden portando la maleta con los códigos de la bomba atómica.

Una aritmética extremadamente simple.

 

(1) "Los Bancos No Roban"

http://casdeiro.info/crisiseconomicamundial/index.php/2008/10/16/los-bancos-no-roban-la-crisis-explicada-de-forma-comprensible-incluso-para-los-economistas/

(2) Más info sobre Rato y el FMI:

http://www.voltairenet.org/_Maximo-Kinast_?lang=es