BANCOS SIN PLATA
Por Luis Casado
Fuente: www.elclarin.cl
La crisis financiera que sacude al imperio y al planeta ha puesto en evidencia algo que suele ser ignorado por el personal. Contrariamente a lo comunmente aceptado los bancos no tienen plata, carecen de fondos propios, no tienen ni uno, andan “pato”, lo que contribuye a explicar los extraordinarios beneficios que logran esquilmando al prójimo.
El monto de los fondos propios se suele calcular no en función del volumen de actividad sino en función del “riesgo” tal como lo presentan los “modelos de negocio”.
Aunque los expertos cuenten otra cosa, el sistema bancario reposa sobre un capital extremadamente reducido en el que los créditos hacen los depósitos (y no el contrario como pudiera creerse), y sobre un desprecio total del “riesgo”.
Hasta hace poco los bancos consideraban como normal que la tasa a la cual se prestaban mutuamente algún billete (mercado interbancario) fuese igual a la tasa con la que el Banco Central alimenta el mercado. De modo que en todos los modelos el costo de “refinanciamiento”, o costo de la liquidez, ¡era igual a cero! (luego lo comparas con las tasas usureras que te aplican en los créditos al consumo).
Tal vez por eso los bancos solían ser generosos prestando mucha más plata de la que nunca tuvieron ni tendrán, para luego practicar la “bursatilización”, nombre bárbaro que designa un enjuague no muy limpio: pasarle el “riesgo” a otros actores de los mercados financieros. ¿Cómo se hace? Simple: vendiendo en el mercado los créditos como si fuesen valores bursátiles.
Otros bancos pisan el palito esperando hacer pingües beneficios, o le venden los créditos a otros incautos, y hete ahí que luego se revela que los deudores no pueden pagar, que los créditos no valen un cuesco, ergo diarrea, krisis, “pérdida de confianza”.
El “riesgo” se materializa y al hacerlo evidencia que los expertos o bien no tenían una pájara idea, o bien eran unos estafadores, elige tu mismo, porque las pérdidas son abismales. En agosto se estimaban en U$ 100 mil millones, ahora se habla de U$ 400 mil millones, y hay quién multiplica esa cifra por tres o cuatro asegurando que lo peor está por venir.
De golpe, el mercado interbancario se bloquea, nadie le presta plata a nadie, de una tasa igual a cero se pasa a una que está medio punto por encima de las tasas del BCE o de la FED, ¡Trágate esa!
Amén de los fondos que le confiaste a tu AFP, las víctimas de la insolvencia de los deudores -y de su propia avidez-, son los llamados “bancos de primera línea”, la crema de la crema: Merrill Lynch, Bear Stearns, Morgan Stanley, Citi Group, Wachovia, UBS, Barclays, etc, etc.
La revista estadounidense “Fortune” piensa en los patriotas que dirigen esos imperios financieros y se pregunta en primera página: “What were they smoking?”, “¿qué diablos fumaron?”
Porque son los más brillantes ejecutivos que el dinero pueda comprar, ¡Y vaya si cuestan caro! Para despedir a Stan O’Neal, Merrill Lynch tuvo que pagarle U$ 162 millones de indemnizaciones, el equivalente de más de cuarenta y seis mil años de salario mínimo chilensis.
Si tú mismo fueses director de uno de esos bancos te harías la pregunta evidente: “¿Qué hacemos con los créditos impagos que no sea ponerlos en el retrete? Porque para eso no sirven, suelen ser un pelín demasiado rígidos...
No te inquietes, la solución es simple: vendérselos a los bancos centrales que, otras cosas no pero inflar pelotas rotas y salvar bancos quebrados es su especialidad visto que lo hacen con plata del personal. Si no sabías porqué son “independientes” ahora lo sabes.
En fin, que en eso están el Departamento del Tesoro y la FED: imprimiendo billetes, restableciendo la liquidez y la circulación del crédito, comprando los papelitos de mierda a precio de oro, bajando las tasas de interés, adquiriendo a su precio nominal activos financieros que no valen un pífero, y extendiendo con ello la pérdida de confianza: la voracidad de los mercados es así, como la erección priápica, imposible de satisfacer.
Dicho sea de paso, si te cuentan que la baja del dólar se debe a la fortaleza de la economía chilena, cuando te termines de cagar de la risa piensa en Ben Bernanke, el director de la FED, ¡Pobre!, la herencia que le dejó Alan Greenspan es como la que Lagos le dejó a Michelle.
Aunque los expertos cuenten otra cosa, el sistema bancario reposa sobre un capital extremadamente reducido en el que los créditos hacen los depósitos (y no el contrario como pudiera creerse), y sobre un desprecio total del “riesgo”.
Hasta hace poco los bancos consideraban como normal que la tasa a la cual se prestaban mutuamente algún billete (mercado interbancario) fuese igual a la tasa con la que el Banco Central alimenta el mercado. De modo que en todos los modelos el costo de “refinanciamiento”, o costo de la liquidez, ¡era igual a cero! (luego lo comparas con las tasas usureras que te aplican en los créditos al consumo).
Tal vez por eso los bancos solían ser generosos prestando mucha más plata de la que nunca tuvieron ni tendrán, para luego practicar la “bursatilización”, nombre bárbaro que designa un enjuague no muy limpio: pasarle el “riesgo” a otros actores de los mercados financieros. ¿Cómo se hace? Simple: vendiendo en el mercado los créditos como si fuesen valores bursátiles.
Otros bancos pisan el palito esperando hacer pingües beneficios, o le venden los créditos a otros incautos, y hete ahí que luego se revela que los deudores no pueden pagar, que los créditos no valen un cuesco, ergo diarrea, krisis, “pérdida de confianza”.
El “riesgo” se materializa y al hacerlo evidencia que los expertos o bien no tenían una pájara idea, o bien eran unos estafadores, elige tu mismo, porque las pérdidas son abismales. En agosto se estimaban en U$ 100 mil millones, ahora se habla de U$ 400 mil millones, y hay quién multiplica esa cifra por tres o cuatro asegurando que lo peor está por venir.
De golpe, el mercado interbancario se bloquea, nadie le presta plata a nadie, de una tasa igual a cero se pasa a una que está medio punto por encima de las tasas del BCE o de la FED, ¡Trágate esa!
Amén de los fondos que le confiaste a tu AFP, las víctimas de la insolvencia de los deudores -y de su propia avidez-, son los llamados “bancos de primera línea”, la crema de la crema: Merrill Lynch, Bear Stearns, Morgan Stanley, Citi Group, Wachovia, UBS, Barclays, etc, etc.
La revista estadounidense “Fortune” piensa en los patriotas que dirigen esos imperios financieros y se pregunta en primera página: “What were they smoking?”, “¿qué diablos fumaron?”
Porque son los más brillantes ejecutivos que el dinero pueda comprar, ¡Y vaya si cuestan caro! Para despedir a Stan O’Neal, Merrill Lynch tuvo que pagarle U$ 162 millones de indemnizaciones, el equivalente de más de cuarenta y seis mil años de salario mínimo chilensis.
Si tú mismo fueses director de uno de esos bancos te harías la pregunta evidente: “¿Qué hacemos con los créditos impagos que no sea ponerlos en el retrete? Porque para eso no sirven, suelen ser un pelín demasiado rígidos...
No te inquietes, la solución es simple: vendérselos a los bancos centrales que, otras cosas no pero inflar pelotas rotas y salvar bancos quebrados es su especialidad visto que lo hacen con plata del personal. Si no sabías porqué son “independientes” ahora lo sabes.
En fin, que en eso están el Departamento del Tesoro y la FED: imprimiendo billetes, restableciendo la liquidez y la circulación del crédito, comprando los papelitos de mierda a precio de oro, bajando las tasas de interés, adquiriendo a su precio nominal activos financieros que no valen un pífero, y extendiendo con ello la pérdida de confianza: la voracidad de los mercados es así, como la erección priápica, imposible de satisfacer.
Dicho sea de paso, si te cuentan que la baja del dólar se debe a la fortaleza de la economía chilena, cuando te termines de cagar de la risa piensa en Ben Bernanke, el director de la FED, ¡Pobre!, la herencia que le dejó Alan Greenspan es como la que Lagos le dejó a Michelle.
Y si no tienes pega, si no tienes plata, no seas huevón: ¡Pon un banco!
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Fredy Giraldo -