LA CRISIS DE EE.UU. Y DE ESPAÑA GOLPEA A LA AMÉRICA LATINA
Fuente: http://wharton.universia.net/index.cfm?fa=whatshot&language=spanish
La caída de las remesas
Los países de América Latina, que hasta el momento parecían haberse visto poco afectados por la crisis financiera que se vive en las primeras potencias económicas mundiales, comienzan a observar con preocupación un canal de contagio que les puede influir de forma directa. Se trata de la caída de los envíos de remesas que mandan los trabajadores latinoamericanos afincados en otras naciones a sus países de origen y que hasta el momento han contribuido a reducir la pobreza, impulsar el crecimiento y reducir la volatilidad económica en la región.
El descenso de la llegada de dinero es más preocupante si se tiene en cuenta que dos de las naciones que más remesas emiten a la región, Estados Unidos y España, se encuentran en una fase de desaceleración económica, que, en el caso del país norteamericano, puede llegar a convertirse en recesión, según apuntan la mayoría de los analistas.
Para explicar su importancia, Rafael Pampillón, profesor de la escuela española de negocios Instituto de Empresa, subraya que “si sumamos todas las remesas recibidas, por ejemplo, por América Latina, nos da una cantidad mayor que la suma de las inversiones extranjeras y la ayuda al desarrollo juntas, además, estas remesas tienen la ventaja de que no tienen que cumplir las condiciones que en muchos casos tiene la ayuda al desarrollo ni deben pagar los intereses y dividendos que exigen las inversiones extranjeras”.
Desde un punto de vista más pragmático, señala que estos fondos “han servido para que muchas familias hayan podido salir adelante”. “Hay inmigrantes que con ese dinero se compraron, en su país de origen, una casa o montan sus pequeños negocios dándole al país un aire de iniciativa y de crecimiento a través de la pequeña y mediana empresa”, añade.
David Tuesta Cárdenas, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Perú, cree que la importancia de las remesas es “variable” dependiendo de cada país, pero asegura que “en algunos llegan a representar cerca del 10% del Producto Interior Bruto (PIB)”. “El grado de desarrollo del país es un factor relevante”, indica.
En la misma línea, Hugo Macías Cardona, coordinador del Centro de Investigaciones Económicas, Contables y Administrativas de la Universidad de Medellín, en Colombia, afirma que “las remesas no tienen el mismo impacto en cada país de América Latina, tanto por su volumen absoluto como por lo que representa al interior de cada economía”.
Macías explica que solamente México recibe el 38% de las remesas que llegan a la región (un poco más de 20.000 millones de dólares al año, unos 13.000 millones de euros); le sigue de lejos Brasil con el 12% (un poco más de 6.000 millones, unos 3.800 millones de euros) y Colombia con el 6% (un poco más de 3.000 millones de dólares al año ó 1.900 millones de euros). Sin embargo, dentro del PIB estos recursos representan apenas el 2.8%, 1.1% y 3.3% respectivamente.
Otros países, a pesar de recibir remesas por una cantidad absoluta menor, enfrentan un impacto mucho más amplio de estos recursos. Los casos en los que las remesas representan un porcentaje más alto del producto interno bruto son: Honduras (21%), Haití (20%), Jamaica (19%), Salvador (17%), Nicaragua (16%) y Guatemala (8% del PIB). “En estos casos las remesas son la fuente más importante de ingreso de divisas y tienen un impacto importante en términos de posibilitar a grupos de población muy pobre, el acceso a algunos bienes básicos”, afirma Macías.
El crecimiento de las remesas se desacelera
Las remesas de los emigrantes latinoamericanos a sus países aumentaron un siete por ciento en 2007, hasta los 66.500 millones de dólares ó 42.500 millones de euros, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El dato tiene una lectura preocupante: es la primera vez en siete años que el incremento es menor en tasa interanual del 10 por ciento.
El organismo explica que la contracción obedece, "mayoritariamente" a una caída en los envíos de dinero a México y Brasil, dos de los principales destinatarios de remesas en la región. Las remesas a México apenas crecieron un uno por ciento el año pasado, hasta los 24.000 millones de dólares (15.400 millones de euros), según las estimaciones del BID. Las transferencias de dinero a Brasil bajaron un cuatro por ciento, a unos 7.100 millones de dólares (4.500 millones de euros).
Mientras tanto, las remesas a Centroamérica aumentaron un 11 por ciento el año pasado hasta los 12.400 millones de dólares (8.000 millones de euros) y las transferencias a los países andinos aumentaron un cinco por ciento, a unos 11.600 millones de dólares (7.500 millones de euros). En cuanto al Cono Sur, los envíos de dinero a Argentina alcanzaron el año pasado los 920 millones de dólares, a Chile los 850 millones, Uruguay 125 millones y Paraguay 700 millones de dólares (600, 540, 80 y 450 millones de euros, respectivamente).
“Estamos observando una reducción del crecimiento de las remesas”, ha afirmado Pablo Fajnzylber, economista senior del Banco Mundial para América Latina, en la presentación del estudio con el título de “Remesas y Desarrollo: Lecciones de América Latina” en Washington el pasado 8 de abril, al tiempo que subrayó que la crisis afecta en Estados Unidos a sectores que emplean mucho inmigrantes como la construcción.
Si la tendencia se confirma, parece evidente que la región sufrirá las consecuencias de la crisis del sector hipotecario de alto riesgo (subprime) y la del sector residencial en la primera economía mundial, al recibir menos dinero de parte de sus emigrantes, sin olvidar que el dólar también perdió fuerza frente a otras divisas en los últimos meses. “La desaceleración de la economía de Estados Unidos está frenando la llegada de remesas a la región, hecho que podría afectar la capacidad de los hogares receptores pobres para manejar crisis económicas negativas, entre ellos el reciente aumento del precio de los alimentos”, ha destacado el BM.
“Las personas que reciben estos recursos están resultando afectadas de manera grave por la disminución del valor del dólar en los países de la región, quienes envían remesas desde otras regiones del mundo están teniendo que hacer esfuerzos adicionales. Un estudio realizado en Colombia y publicado en la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), en agosto de 2007, muestra que el 76% de los receptores de estos recursos son mujeres, que la mayoría de las trasferencias se reciben en los 10 años siguientes a la migración y que el uso es en su gran mayoría para el consumo de bienes muy básicos”, señala Macías.
Este profesor de la Universidad de Medellín añade que la disminución del precio del dólar puede tener dos efectos negativos: “acelerar el viaje al exterior de los familiares que aún no han migrado y aumentar los niveles de desempleo interno por la necesidad de un grupo mayor de la población de empezar la búsqueda de trabajo en el mercado formal”.
La ralentización española también se nota
Pero la mala situación económica en Estados Unidos no será lo único que afecte a la llegada de remesas a América Latina. Todas las previsiones coinciden en señalar que España sufrirá este año y el que viene una importante desaceleración económica con un incremento del PIB que pasaría del 3,8% en 2007 al 2,3% en 2008 y 2009, según las últimas cifras oficiales dadas por el Gobierno. “Parece que si el nivel de actividad económica baja las remesas también caen, sobretodo en sectores que emplean muchos inmigrantes como es la construcción y los servicios.
Al problema del mayor paro en España y especialmente entre los inmigrantes, se une que la fuerte subida de la inflación y los elevados tipos de interés están afectando negativamente a la capacidad de gasto de consumo de los hogares. Si los inmigrantes ubicados en España deben gastar más en alimentos y en combustibles (por la subida de los precios de los mismos) y además deben pagar más por sus hipotecas, por la subida del euribor (índice europeo que se utiliza de forma mayoritaria como referencia en el pago de los intereses de las hipotecas), lo lógico es que a los inmigrantes, tanto parados como los que tienen trabajo, les quede menos dinero disponible para enviar a sus países de origen”, explica Pampillón.
Según las últimas cifras publicadas por el Banco de España, los inmigrantes que se encuentran en el país mandaron a sus países 667 millones de euros (1.042 millones de dólares) en el mes de enero, un 5,4% más que en el mismo periodo de 2007. El problema es que este ritmo de crecimiento es muy inferior a los que se experimentaron en años anteriores. Las remesas alcanzaron los 8.135 millones de euros o 12.700 millones de dólares) durante el pasado ejercicio, con un crecimiento del 19,5% respecto al 2006, cuando el incremento fue de casi el 38%.
La importancia de las remesas que salen de España para la región la ha puesto en evidencia el BID, que estima que el dinero que envían los inmigrantes de los países andinos que viven en España a sus países de origen superará en breve al dinero que mandan a sus hogares los andinos en EEUU. Bolivia, por ejemplo, recibe ya más dinero desde el país europeo que desde el norteamericano.
Según las cifras del banco central boliviano, las remesas desde EEUU representan un 20,8 por ciento del total, frente al 36 por ciento de España. En Ecuador, que recibió un total de 3.085 millones de dólares en 2007 (1.980 millones de euros), el dinero que se envía desde España es prácticamente igual al que se manda desde Estados Unidos.
Donald Terry, gerente del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), que forma parte del Banco Interamericano, pronostica que la tendencia se acelerará en los próximos años debido a factores como la fortaleza del euro y el que España sea un país más amigable con los inmigrantes que EEUU por su mayor afinidad cultural.
En busca de soluciones
Entonces, ¿cómo se puede solucionar la caída de la llegada de remesas? El BM propone tres vías de actuación. La primera tiene que ver con el desarrollo del sector bancario. El organismo recuerda, en ese sentido, que en el 2007 sólo el 7 por ciento de todas las remesas a Latinoamérica se enviaron a través de bancos, frente al 78 por ciento mediante proveedores de servicios de remesas y el 11 por ciento por medio de personas que viajaron a la región.
Los expertos del BM sugieren que los bancos reduzcan sus comisiones y diseñen productos específicos para los inmigrantes. También invitan a los gobiernos a minimizar los costes regulatorios para los bancos que abren filiales para servir a esas comunidades.
En segundo lugar el BM se refiere a que otro de los escollos a vencer es el elevado precio de enviar dinero, con comisiones que alcanzan hasta el 20 por ciento del importe transferido. Con ese dato en mente, considera que los esfuerzos de los reguladores deberían de estar orientados a facilitar servicios al coste más bajo posible, que atraigan al mayor número de usuarios posibles.
El organismo cita como un ejemplo a seguir la iniciativa del Gobierno mexicano que inauguró un portal de Internet que permite comparar costos, niveles de seguridad y ubicación de empresas de envíos de dinero desde EEUU a México. El Banco también aconseja que las autoridades en los países receptores faciliten la participación de más instituciones financieras en el mercado de remesas.
Tuesta considera que lo que tienen que hacer los países es “reducir sus actuales vulnerabilidades en el ámbito externo y fiscal a fin de estar mejor resguardados ante futuros efectos negativos de los mercados internacionales”.
La solución que presenta Macías es similar. “El envío de las remesas existe por la falta de oportunidades para un número importante de habitantes de los diferentes países; lo más adecuado sería crear fuentes de ocupación que permitan a los ciudadanos disminuir la dependencia de otros países. No son los proveedores de servicio los que tienen que hacer los esfuerzos, de hecho cada vez son menos representativos en el flujo de divisas. Una buena opción es hacer importaciones con los recursos recibidos”, argumenta.
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