AAA
Luis Casado – 14/01/2012
¿Quién juzga de tu pijotera calidad financiera, o sea de cuál es tu real capacidad a rembolsar un crédito? Un “ejecutivo” del banco Santander me lo explicó con un dejo de arrogancia: “Nosotros, porque somos expertos en riesgos”. Los “expertos en riesgo” están casi todos quebrados precisamente porque nunca lograron calcular ninguno y se dejaron llevar por la voracidad de la codicia. Lehman Brothers sólo gatilló la quiebra de los otros y aun ahora nadie sabe cuál es la solidez real de los principales bancos planetarios. A tal punto que cuando el Banco Central Europeo, -en un gesto casi desesperado por mantener abiertas las líneas de crédito-, les pasó 500 mil millones de euros a una tasa del 1% anual, lo primero que hicieron los bancos europeos fue… ¡ir a depositar ese billetito en el Banco Central Europeo! Ningún banco confía en ningún banco porque nadie sabe cuál será el próximo en quebrar. El mercado interbancario, -bancos que le prestan a otros bancos-, está muerto.
Como estas cosas son complejas, hubo quién inventó el negocio de las Agencias de Notación. Estas Agencias te facilitan la vida porque le ponen una nota a todo el mundo: países, bancos, municipios, etc. De ese modo tú puedes escoger un banco (o un país al cual prestarle tu plata) con buena nota, y no corres ningún riesgo. La principal de esas Agencias, Standard & Poor’s le confirmó la mejor nota posible (AAA) a Lehman Brothers un mes antes de que quebrara. ¿Te queda claro? Estas mismas Agencias, -Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s-, recomendaban la compra de los créditos basura, -los subprimes-, asegurándole a quién quisiera oírlos que eran oro en barras. Ya conoces el fin de la historia: la más gigantesca catástrofe financiera de la Historia.
¿De qué viven estas Agencias? Justamente: de ponerle notas a todo. Un banco crea un producto financiero, y para facilitar su venta le pide a una Agencia que le de una nota. Para eso le paga. La Agencia le da una nota tan buena como el billete que le paga el banco emisor. Conflicto de intereses… ¿te dice algo? Estos son los “expertos”. ¿Qué credibilidad tienen estas Agencias? Ninguna. No lo digo yo, lo dicen los consultores financieros yanquis que están hartos de hacerse estafar por estos delincuentes patentados. Sin embargo… las Agencias forman parte de “la comunidad financiera”, esa que está al mando del buque. Lo que hace que los gobiernos, los mercados y la prensa domesticada les pongan atención. Ahora mandan las Agencias de Notación. “¡Cuidado!”, le dijeron a Europa y al Banco Central Europeo. “¡Si no hacen lo que digo… les bajo la nota!”. Y los gobiernos de utilería, Merkel, Sarkozy, Zapatero, Rajoy, Monti, Papandreu, Papademos, etc., corrieron a obedecer. A pesar, o gracias a lo cual les acaban de degradar la nota.
La prensa madrileña titula hoy: “La agencia dice que volverá a bajar la nota si Rajoy retrasa la reforma laboral. S&P alerta de que las medidas de ajuste frenan el crecimiento, pero pide más.” En claro Standard & Poor’s ordena más flexibilidad laboral, salarios más bajos, pensiones más bajas, menos servicios públicos, más privatizaciones, precios más altos, eliminar los subsidios. Todo eso para “mejorar la competitividad” de España, o sea mejorar la rentabilidad de las empresas y las utilidades de los bancos.
Vivimos en un mundo absurdo. Europa creó el FEEF, fondo europeo de estabilidad financiera. Ese Fondo vale lo que vale porque tiene el respaldo de los países que contribuyen, esencialmente Alemania y Francia. Con ese dinero, -más de dos billones de euros-, se salva a… los bancos privados. Y estos, mediante las Agencias de Notación, le quitan credibilidad a los países que respaldan el FESF. La degradación de la nota de Francia implica la degradación de la nota del FEEF destinado a salvar a la banca privada. ¿Alguien entiende algo? No obstante es muy simple: la voracidad de la codicia. Países con una nota más baja pagan tasas de interés más altas. Poco importa que el dinero que prestan los bancos provenga del FEEF, o sea de los mismos países a los que les prestan la misma plata que emiten esos países.
Esta es la definición misma de “libertad económica” con la que han estado mangando desde hace treinta años. Chile acaba de entrar en el top ten de la libertad económica mundial. Países como los EEUU, Japón, Francia, Inglaterra, Alemania y Holanda tienen mucha menos “libertad económica” que Chile. ¡Un chiste! La desinteresada organización que pone estas “notas” de “libertad económica”, la Heritage Foundation, pone a Chile en el 7º puesto, y a China en el lugar 138º. Pobres chinos: la inversión extranjera va a salir corriendo de Guandong para venir a Chile.
Para que no haya dudas en cuanto al tipo de libertad de la que hablan, la definen. En realidad le confían esa eminente misión a Friedrich Hayek, el santón del libre mercado:
“Tenemos que eliminar los obstáculos con los que la locura humana ha obstruido nuestro camino y liberar la energía creativa de los individuos. Tenemos que crear condiciones favorables al progreso en vez de “planificar el progreso”… El principio conductor de cualquier intento para crear un mundo de hombres libres debe ser este: una política de libertad para el individuo es la única verdadera política progresista”.
¿Y la sociedad? Como dijo la inefable Margaret Thatcher, seguidora ferviente del gurú Hayek, “La sociedad no existe” (si se exceptúan las sociedades anónimas desde luego…). Por si no hubiese quedado claro, la Heritage Foundation remacha el clavo:
“Cualquier debate sobre libertad económica tiene que considerar las relaciones entre los individuos y el gobierno u otros grupos organizados… En general, la acción del Estado o los controles gubernamentales que interfieren con la autonomía individual limitan la libertad económica”.
Nótese que los gobiernos son despachados al nivel de cualquier “grupo organizado” (como los sindicatos, por ejemplo), y que el mejor gobierno es el que deja chipe absolutamente libre. Quienes siguen estos sabios consejos son los alumnos que obtienen buenas notas. Como Chile. Lo dice el editorial de hoy del diario español El País: “La rebaja sitúa la solvencia de España, a ojos de Standard &Poor’s, por detrás de la de países como la República Checa o Chile y al mismo nivel que Polonia.”
Para llegar a ocupar el número uno en el ranking de la Heritage Foundation, Piñera ya sabe lo que tiene que hacer: eliminar el Sernac, la Superintendencia de Valores y Seguros, y privatizar CODELCO. Y hacerse el harakiri. Mientras menos gobierno, mejor. Así llegaremos a obtener la tan codiciada nota AAA.
Louis Casado
Editor de Politika
0 comentarios