Los médicos a palos
Escribe Luis Casado – 19/08/2011
En estos días me ha salido gente al camino cuestión anuncios desesperantes. Suelo contar que mi mujer me trata de Casandra mañana, tarde y noche porque vengo diciendo desde hace años que la economía mundial va contra el muro. Y con el pie derecho apoyando a fondo en el acelerador. Mientras en Chile Felipe Larraín y otros “expertos” hacen oficio de sedativos (“todo va bien”, “crecemos como la mala hierba”, y otras chorradas parecidas) tal parece que el mundo va de culo.
A Jacques Delors le he visto dos veces. Una en Los Dominicos, cuando él aún era presidente de la Comisión Europea, y luego en el Ayuntamiento de París, cuando conmemoramos dignamente el trigésimo aniversario de la muerte de Salvador Allende. Pude decirle que mientras él estuvo a la cabeza de Europa daba la impresión de que alguien gobernaba y de que se sabía adónde íbamos. Asintió agradecido, aun cuando también le dije que para adónde íbamos me la sudaba y que pronto lo lamentaríamos. Alegó que desde que dejó el cargo, Europa erra sin rumbo. No deja de tener razón. Pero ahora se sumó a los alarmistas como yo. “El euro y Europa están al borde del abismo” declaró ayer o anteayer.
Hablando de economía, la credibilidad de los mandamases europeos es tan nula como la de Obama. Mucho hablar para no decir nada, mucho agitarse, y poca acción. En realidad son impotentes desde que le entregaron la cabina de pilotaje al “mercao”. La especulación es reina y cualquier pijotera agencia de calificación de riesgo tiene más influencia en las diarreas bursátiles cotidianas que Merkel, Sarkozy, o ambos reunidos.
Buscando satisfacer la inconmensurable voracidad del mundillo de las finanzas entregaron todo: la industria, los servicios, la energía, el agua, poco a poco la salud, incipientemente la educación, la banca desde luego, y hasta la posibilidad de estructurar alguna política monetaria creando bancos centrales “independientes”. ¿De qué deciden estos mendas? De los invitados al desfile del 14 de julio, o de cuantos litros de cerveza se tomarán en la Oktoberfest. El resto lo deciden en Wall Street. A propósito, hoy mismo una conocida firma Consultora de New York publicó una nota con el título que sigue: “How the Wall Street Mafia is Gunning Down the Market”.
El mensaje es claro como el agua de roca. Te lo traduzco (de nada, cuando se te ofrezca): “Si la mareante volatilidad del mercado le da retortijones de estómago, tengo malas noticias para Ud.: una violenta volatilidad es la nueva normalidad, o más precisamente la nueva ab-normalidad”. Y para que no te queden dudas, Shah Gilani, el autor, precisa: “La realidad es que, en su cruzada para manufacturar extraordinarias fortunas personales, los alcahuetes de Wall Street fraguaron la volatilidad de los mercados de capitales. Este cambio es permanente”. Xu….
Antes de que tuviese tiempo de respirar, George Soros alimentó el pánico: “Europa está en peligro”, dijo, y sonrió. Este patriota se hizo famoso (y rico) especulando contra las monedas europeas. En 1992 ganó mil millones de libras esterlinas atacando la divisa británica, y luego perdió otro tanto especulando en Internet. Sus pequeños errores hicieron que Quantum, su fondo especulativo, perdiese 9 mil millones de capitalización en menos tiempo del que tardo en contártelo. Todo un conocedor. Tal vez por eso, reprimiendo un pedo fugitivo, agregó hierático, marmóreo: “La situación es grave”. Rexu…
Las emisiones de TV europeas vuelven a las andadas: invitan “expertos” y “consultores”, que de esto entienden menos que tú de geología del paleozoico, para que nos expliquen -¡no te jode!- lo que para ellos es chino cantonés. Y entonan las boludeces de siempre a propósito de la “confianza” con el mismo entusiasmo que los nuestros hablan de “transparencia” y de “fiscalización”, el súmmum de la memez criolla.
Una publicación financiera parisina, en el colmo de la lucidez, osa titular: “Persisten las dudas sobre la liquidez de los bancos”. Se tienen que haber herniado del esfuerzo. Haberme preguntado a mí, que sigo contándole a quien quiera oírme que los bancos yanquis y los europeos están quebrados, a pesar de los billones de dólares con los que los reflotaron. Problemilla menor: cuando les pasaron el billete no les pidieron ni el RUT.
Jacques Delors olvida que el mismo estuvo en el origen de este cagazo, y Soros no se acuerda de sus aventuras especulativas. Puede ser la edad. Por eso se animan a vestir los hábitos del “Médico a palos”, personaje de Molière al que no le daba ni para “meico”.
Louis Casado
Editor de "Politika" - www.laizquierda.cl
“La Izquierda designa a quienes no admiten ningún derecho a veto por sobre la voluntad del pueblo soberano”.
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