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Economía con Máximo Kinast

¡VENDE, HUEVÓN, VENDE!

Fuente:www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=8955&Itemid=1977 
Por Luis Casado 
 
Cuando el dólar cayó bajo el nivel “psicológico” (¿psicológico para quién?) de quinientos valerosos pesos, hubo quién se precipitó a las casas de cambio para comprar moneda del imperio. “Está güeno, decían, hay que aprovechar”. Como decía no recuerdo quién, “De los simples de espíritu es el reino de los cielos”.  Dígolo porque el dólar sigue bajando, y seguirá si uno le cree a Rodrigo Rato, por pocos días aún director del FMI quién, tal día como hoy se rajó con la siguiente declaración: «El dólar sigue estando sobreevaluado y puede seguir depreciándose».

Tú le puedes creer, a pesar de lo del FMI, o hacer como Edward Prescott, premio nóbel de economía que en su día declaró “Este tipo no sabe lo qué dice”, lo que suele ser el caso de los “expertos” que van al FMI a lobotomizarse y luego vienen a fungir de ministros de hacienda.  
 
Según la prensa del imperio RR “reconoció que el billete verde se había depreciado de manera bastante sustancial (nótese lo de “bastante”: la depreciación frente al Euro supera ya el 77%...), pero que si se estudia su evaluación a mediano plazo, sigue sobreevaluado”.
 
Esto, una semana después de que el mismo RR había afirmado que “el dólar, actualmente, está sub-evaluado”, entienda quién pueda, en una de esas Edward Prescott tiene razón.
 
Y uno ya sufre por los pobres españoles, que le verán regresar a la política penínsular con el objetivo confeso de reemplazar a los lamentables líderes de la derecha cavernaria y beligerante que hoy hace el ridículo defendiendo las ideas más retrógradas del Opus Dei y los fachas que aun lloran a un tal Franco (uno pequeñito, gordito y gesticulante que, como el otro, murió en su cama).
 
Mientras tanto, en Washington, RR estimó que los riesgos para el crecimiento mundial habían aumentado. “El crecimiento se ralentizará, dijo, pero no a un ritmo muy importante”. ¡Nunca tan huevón RR! Uno dijera que es “experto” chileno, de esos que hacen previsiones de tipo: “Todo va bien, y podría empeorar, pero no es seguro”.
 
Ya se sabe que las previsiones son un oficio delicado y peligroso, sobretodo cuando se trata del futuro. ¡No te jode!
 
Mientras tanto queda el problemilla menor de saber qué hacer ante la baja del dólar, Vitorio Corbo no duerme (no, no es por eso, sus dólares él ya los vendió), y las declaraciones huevonas abundan entre los “expertos”, después de todo para eso les pagan.
 
Hay quién ruega que se indemnice o subvencione a los exportadores, otros que se organice una procesión con cantos, rezos y ruegos, en fin, la imaginación no ha sido nunca una cualidad nacional.
 
En su último análisis de la realidad chilensis, mi pata Armen Kouyoumdjian hace un invaluable aporte al reconocimiento de los talentos nacionales, no por ignorados menos dignos de admiración y encomio, creando una nueva sección: “El huevón de oro”.
 
Señoras y Señores, Damen und Herren, Ladies and Gentlemen, Mesdames, Mesdemoiselles, Messieurs, tengo el honor, el placer y la ventaja de dejar con Uds. a Armen Kouyoumdjian.
 
“Estoy iniciando una nueva sección que pondrá en evidencia las declaraciones estúpidas o irrelevantes sobre los asuntos chilenos. Gracias a la experiencia acumulada preveo una fuerte competencia, y se aceptan nominaciones de terceras partes.
 
El premio de esta semana es un empate entre Angel Cabrera, de “Forecast consultores”, y Andrés Passicot.
 
El primero, hablando del dólar dijo que es ridículo que el Estado gaste dinero para influenciar la tasa de cambio. La solución es una “legislación laboral flexible” (es el eufemismo que los castrados mentales locales usan para defender el regreso al esclavismo) y la “baja de los impuestos”.
 
Por su parte, el Sr. Passicot, le echó la culpa de la inflación al “exceso del gasto” (¿En los últimos cuatro meses? ¿Por quién?) y a la “baja productividad” (como si fuese un fenómeno nuevo en el país)”.
 
Por mi parte, no tengo pasta de adivino y suelo reaccionar primaria y primitivamente como el gato escalfado. Si te quedan dólares, sólo puedo sugerirte lo que me sugirió un enteraíllo: ¡Vende, huevón, vende!

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